La artista originaria de Morelia ha sido una de las grandes exponentes del séptimo arte en Michoacán
Cristina Bustamante es una fotógrafa, cineasta y realizadora michoacana que se ha consolidado como una de las grandes exponentes del séptimo arte en la capital del estado.
Dentro de sus trabajos se encuentran cortometrajes como “Tornasol”, “El Silencio de Dios”; documentales como “Terrence Birdwhistle” y video ensayos como “Lullaby”, “Melatonina” o “Forastero”. En la siguiente entrevista la artista nos cuenta más acerca de su vida, sus pasiones y su visión del cine michoacano.
¿A la hora de hacer cine a tí cuáles son los temas que quieres expresar?
A mí el cine me ha permitido hablar de una forma más profunda de lo que pienso y lo que siento respecto a la vida. Tengo ciertos ejes temáticos como la vida la muerte, el amor y la soledad, son temas que constantemente se encuentran en mi trabajo.
Últimamente mis historias son vivenciales, parten de historias personales. En cuanto a estilos me gusta mucho Agnès Varda, es mi inspiración esta gran cineasta francesa. Pero en el guión he tratado de quitarme la vergüenza y hablar de lo que me interesa que son cosas que he vivido yo.
En tus video ensayos “Lullaby” o “No digo que no” les diste un nuevo sentido a estas canciones que ya existían, ¿Por qué te gusta darle esa dimensión cinematográfica a la música?
Es uno de los aspectos que más me han marcado a mí de las películas, más que la fotografía, a mí la música es el aspecto que hace que me acuerde más de una escena. Todos hemos vivido este fenómeno de ir en la calle o en la combi escuchando música e imaginarnos que es la escena de una película
Me gusta trabajar partiendo de la música, de la canción en sí misma y ya con eso generar la idea y ver qué es lo que se puede hacer a partir de lo que me genera esa canción.
Una de las películas que más me ha significado es “Temporada de Patos”, fue la primera vez que fuí al cine sola. La canción de los créditos “Panorama” de Alejandro Rosso me marcó mucho; es solo una pieza de piano y luego entran las percusiones. Cada vez que la escucho me regresa a ese momento de salir del cine, ir caminando por Las Rosas y decir “esto es lo que quiero hacer”.
Respecto a la creación de “Lullaby”, estaba caminando por la calle un jueves o viernes en la noche y me latió ver la ciudad sola con los ritmos de la canción y a partir de eso pensé en hacer esta reinterpretación.
En cuanto a “No digo que no”, últimamente he estado trabajando con esta exploración de la video danza, busco el pretexto para ver ahora qué pieza recreo y con quién puedo trabajar desde la danza.
Es una especie de reapropiación, todo con la búsqueda de explorar este lenguaje que tanto me atrae que es la danza y hacer esta combinación con una especie de videoclip musical, que es el primer acercamiento que tuve a lo cinematográfico; en aquellos años cuando MTV tenía videos musicales todo el tiempo, era algo que me gustaba mucho ver.
Finalmente Morelia es la ciudad en la que vivo, me gusta buscar lugares que pueda utilizar.
¿Por qué te gusta explorar formatos más pequeños para hacer cine como los microfilms?
Creo que un formato más pequeño te da otras posibilidades, los microfilms son un concepto de que cualquier pequeño video con cierto lenguaje y cuidado es cinematográfico. La duración no importa mucho, siempre cuando lo que termina mostrándose sean este conjunto de elementos que son como una película.
Cuando el formato es más pequeño se trata de ir directamente a la emoción, por medio de los encuadres, el sonido, la iluminación. La imagen por sí misma puede ser muy poética.
¿Cómo es ser un cineasta en Michoacán?
Hacer cine en Michoacán es todo un reto, a pesar de que existe el festival, sigue siendo muy complicado tener una estructura e infraestructura para trabajar. Hacer cine acá para muchos es el punto de partida, como decir aquí empiezo y luego emigro.
Para mí sí es importante que haya gente que esté en su estado haciendo las cosas, que sea una especie de resistencia en una ciudad más pequeña donde las posibilidades son menos y las dificultades son más.
Que los cineastas hagan cine desde su estado no tiene que intervenir en la calidad del trabajo pero sí en la narrativa, está bueno pensar no solo en esta concepción nacional de cine mexicano sino de un cine michoacano, que sea verdaderamente de michoacán y se hable de lo que vivimos nosotros estando acá.
Siempre hay un sello muy claro en las personas que realizan cine comunitario, de las regiones indígenas y ahí es donde podemos notar estas narrativas identitarias y únicas de Michoacán.
¿Qué les dirías a los cineastas del futuro? ¿Cuál es el mensaje que les quieres dar?
A partir de la docencia me he encargado de quitar este estigma de que el set es un lugar terrible, hacerlo un lugar más amigable para todos los que estamos ahí.
Otra cosa que les diría es ponerle atención a las historias, que el guión cobre la fuerza que debe de tener. En algún momento fue muy reconocido el trabajo de guionistas en México y actualmente está medio flojo, incluso no sabes ni quien escribe las películas realmente.
Lo último sería dejar de creer que sólo teniendo grandes presupuestos se pueden hacer grandes cosas. Las ideas pueden encontrar su cauce si son realmente fuertes y tú como realizador o realizadora estás lo suficientemente comprometido por tu idea. Si la idea es buena no importa el presupuesto.