El artista detrás de los barrotes de hierro

Guadalupe Castañeda pintor

La historia de Guadalupe Castañeda, un pintor recluido en el penal de Alta Seguridad para Delitos de Alto Impacto de Morelia.

El estar detrás de la rejas no ha impedido que decaiga su amor por la pintura, expresión artística que busca replicar entre sus compañeros, señala el artista michoacano, Guadalupe Castañeda Ruiz, quien fue reconocido con el grado de Doctor Honoris Causa.

Castañeda Ruiz es uno de los internos del penal de Alta Seguridad para Delitos de Alto Impacto de Morelia, quien estar en prisión no le impide desarrollar su pasión por el arte abstracto, busca la expresión de una lenguaje simple pero a la vez complicado con la técnica del óleo, que en algunas ocasiones acompaña con hojas de plantas.

Castañeda como le gusta que se le identifique, platicó con el Sistema Michoacano de Radio y Televisión con el deseo de que se conozca que no todo es malo en los reclusorios, puesto que parte de la terapia, convivencia y autosuficiencia se pueden generar de diferentes formas, siendo una de estas el gusto por la pintura, que adquirió desde su infancia y que lo ha llevado a reconocimientos internacionales.

Llegar al salón de Artes de este Penal de Alta Seguridad no fue fácil, túneles y laberintos tuvieron que sortearse para conocer de viva voz la experiencia del pintor empírico michoacano nacido en Antúnez, municipio de Parácuaro en 1959.

“El amor por la pintura se dio cuando estuve en Arizona, Estados Unidos, esos paisajes definieron mi gusto por esta expresión artística”, afirmó.

Ya con el conocimiento y gusto por la pintura comenzó a trazar en forma en 1990 en Arizona, Los Ángeles y Nueva York, trasladándose a la Ciudad de México en 2009 donde exhibió su técnica de pintar en hojas de diferentes plantas como son de Calabaza, Pepino, Mirasoles y Sandía, esto lo llevó a montar exposiciones en centros de arte de varias partes del país e incluso en palacio Clavijero de Morelia.

Hoy Castañeda enfrenta conflictos personales que lo han llevado a cumplir dos años en este reclusorio, pero que ya ve la luz para la ansiada libertad, sin embargo, no pierde el tiempo y busca que el mayor número de internos puedan compartir su gusto por el pincel y sobre todo montar una exposición en este lugar.

Este pintor michoacano guarda colecciones de hasta más de 70 pinturas, se inspira en sí mismo para sus cuadros entre los que hoy destacan el Templario, la Maldición del Covid y los Ojos de Dios, cuyos costos van desde los 10 hasta los 90 mil pesos en óleo y la de hojas se cotizan hasta los 30 mil pesos, su firma dice está registrada.

El artista se despide y asegura que estar tras las rejas lo ha llevado a acrecentar aún más su pasión por la pintura.

Gerardo Hernández

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