La K’uínchekua 2025 rendirá homenaje a mujeres purépechas que han marcado la historia de Michoacán

Parteras, poetas, cocineras y activistas serán reconocidas en la gran Fiesta de Michoacán

La K’uínchekua, el máximo evento cultural de Michoacán, regresa este 2025 con una edición dedicada a honrar a las mujeres purépechas que han preservado, promovido y enriquecido el legado cultural del estado. 

Del 13 al 16 de marzo, la zona arqueológica de las Yácatas, en Tzintzuntzan, se convertirá en el escenario donde serán reconocidas siete figuras emblemáticas que han dejado una huella imborrable en la historia de sus comunidades.

La ceremonia de este año, organizada por la Secretaría de Turismo de Michoacán (SECTUR), destaca el papel fundamental de estas mujeres en la transmisión de la lengua, la gastronomía, la danza y el conocimiento ancestral. Entre ellas se encuentran parteras, poetas, cocineras y activistas cuya labor ha trascendido generaciones.

Las guardianas del legado michoacano

Naná Elodia García Romero: la vida en sus manos

Desde Cuanajo, Michoacán, ha dedicado su existencia a traer nuevas vidas al mundo. Partera tradicional, aprendió el oficio de su madre y su abuela en tiempos en los que no había doctores en su comunidad. “Tener la vida en las manos es un orgullo, soy una mujer purépecha orgullosa”, afirma.

El reconocimiento a Naná Elodia en la K’uínchekua es un homenaje a la sabiduría ancestral de las parteras purépechas, cuya labor ha sido crucial en la salud materno-infantil de muchas comunidades indígenas.

Rubí Celia Huerta Norberto: la voz de la lengua purépecha

Poeta, traductora y docente, Rubí Celia Huerta Norberto ha dedicado su vida a la promoción y preservación de la lengua purépecha. A través de documentales, foros y congresos internacionales, ha sido una de las principales defensoras del idioma, herramienta fundamental para la identidad de su pueblo.

Su poema Brota la lengua, inmortalizado en un mural en la Plaza de la Paz en Morelia, es un testimonio de la resistencia lingüística y cultural. “Escribir sobre las mujeres de mi comunidad es una forma de visibilizar su historia, sus luchas y su fortaleza”, asegura la poeta, quien será reconocida en la K’uínchekua por su incansable labor en la preservación del idioma purépecha.

Timotea Rangel Galván: el alma de la cocina michoacana

A sus 90 años, Timotea Rangel Galván es un tesoro viviente de la cocina tradicional michoacana. Nacida en las inmediaciones del volcán Paricutín, en San Salvador Kumbutsio, aprendió desde niña a cocinar con su abuela. Su conocimiento y amor por la gastronomía la llevaron a recibir en 2014 el reconocimiento como Tesoro Humano Vivo, un título otorgado a quienes han dedicado su vida a la conservación de una tradición cultural.

“Cocinábamos al ritmo de la tierra. Preparábamos un guiso de chilacayote con maíz y cebolla, y lo esencial era no sobre cocinarlo para mantener su sabor”, recuerda con nostalgia. Su homenaje en la K’uínchekua es un reconocimiento a su papel en la preservación de la cocina tradicional, una parte esencial del patrimonio michoacano.

Nana Paula Cázares López: la danzante centenaria

A sus más de 100 años, Nana Paula Cázares López sigue danzando con la misma pasión con la que comenzó a los seis. Originaria de Jarácuaro, es la creadora de la emblemática Danza del Torito, un baile que su familia ha transmitido de generación en generación.

“Lo que quiero es que esta danza no se acabe”, afirma Nana Paula, quien es la danzante más longeva en la historia de la K’uínchekua. Su homenaje en esta edición es un tributo a su inquebrantable dedicación a la danza purépecha y su esfuerzo por mantener vivas las tradiciones de su comunidad.

Guadalupe Hernández Dimas (Nana Lu): la defensora de las mujeres indígenas

Conocida como Nana Lu, Guadalupe Hernández Dimas ha sido una activista incansable en la lucha por los derechos de las mujeres indígenas de Michoacán. Su trabajo en la Academia de la Lengua Purépecha y su nominación al Premio Nobel de la Paz en 2005 la han convertido en una de las figuras más destacadas de su comunidad.

Cantante, compositora de pirekuas y poeta, Nana Lu encuentra su mayor inspiración en el lago de Pátzcuaro y el cerro del Tzirate. “Apenas es el inicio y el despertar para cuidar la lengua purépecha”, sostiene. Su homenaje en la K’uínchekua representa el reconocimiento a su lucha por preservar la cultura y los derechos de los pueblos indígenas.

Una celebración de identidad y tradición, este año, la K’uínchekua se convierte en un espacio de reconocimiento para las mujeres que, con su talento, esfuerzo y amor por su cultura, han mantenido vivo el alma de Michoacán. Un evento donde el pasado y el presente se entrelazan para celebrar la riqueza de un pueblo que sigue danzando, cantando y resistiendo a través de sus tradiciones.

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